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Más Refranes De Los Abuelos Comentados

Este libro, Más refranes de los abuelos comentados, pretende ser un homenaje a todos ellos, los millones de hombres y mujeres que han hecho perdurar la sabiduría popular a través de los años mediante los refranes. También es un modo de difundir el español a través de las paremias.


No pretende ser un libro de refranes más, ya que no están —ni de lejos— todos los que son, pero sí son todos los que están. La idea es presentar algunos de los proverbios más populares y comentarlos desde la humilde opinión de quien escribe.


La otra pretensión de la obra es que los dichos, proverbios o paremias de estos hombres y mujeres perduren con los años y no caigan en el olvido.


No es un libro —ni pretende serlo— que considere propio, ya que muchos de los refranes son anónimos. Es un reconocimiento y pago para esos abuelos que tanto ofrecieron con sus enseñanzas y tan poco reclamaron. A todos ellos: gracias, mil gracias.

Comentarios De Lectores De Más Refranes De Los Abuelos Comentados

«Libro interesante. Me gusta la idea de conservar las tradiciones, y este libro de refranes recopila frases sabias y sentencias del pasado que nunca deberíamos olvidar. Merece la pena comprar el libro Más refranes de los abuelos comentados». (Cliente Amazon)

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Más Refranes De Los Abuelos Comentados

Extracto De Más Refranes De Los Abuelos Comentados

  • A la vejez, viruelas. El camino vital de las personas está definido de antemano. Pasamos por la infancia, la juventud, luego llega la madurez y nuestros días terminan con la vejez. Lo normal es que nuestra madurez cerebral y física avancen cogidas de la mano, aunque —como en todo— siempre existen excepciones y topamos con personas ancianas que poseen un espíritu joven. También en el terreno amoroso.
  • A mal tiempo, buena cara. El destino es muy caprichoso y depara diferentes fortunas. Unas veces te beneficiará y otras sucederá todo lo contrario. Ante una situación problemática cuya solución no está en tus manos… no te martirices.
  • A rico no debas y a pobre no prometas. Controla tus deudas. Los mayores problemas de los hogares —exceptuando los referidos a la salud— son de índole monetario. Sé consciente de cuáles son tus limitaciones y no contraigas más deudas de las que tu economía doméstica pueda soportar.
  • A veces caza quien no amenaza. En la mayoría de ocasiones resulta recomendable ocultar tus intenciones cuando buscas alcanzar el éxito en una empresa determinada. No me preguntes por qué, pero existen más personas envidiosas y puñeteras de las deseadas que —por una u otra razón— intentarán empantanar tus propósitos.
  • Al gallo que canta, le aprietan la garganta. La prudencia —virtud de actuar de forma justa, adecuada y con moderación— es un tesoro. ¡Cuántos disgustos evitaríamos si existieran más personas prudentes en el mundo! Por suerte, aún no está todo perdido; quedan personas capaces de guardar secretos.
  • A buen año y malo, no dejes la harina en el salvado. El ahorro y la educación financiera deberían ser materias obligadas de estudio en las escuelas. Pero… ¿sabes una cosa? No interesa.
  • A cada cabeza su seso. Vive y deja vivir. Libertad de pensamiento. Cada uno tenemos unas creencias e ideas que nos hacen ser quienes somos. Respetemos y seamos respetados. La pena reside en los radicalismos y pensamientos extremos… ¿Hasta qué punto son respetables?
  • A dos palabras tres porradas. Hay personas charlatanas, necias e ignorantes que —cuando abren la boca— yerran más que aciertan. Evita ser una de ellas y no te acostumbres a meter la pata.
  • A la mala hilandera, la rueca le hace dentera. Además de verdad. Vagos y vagas abundan en demasía. Se puede ser más inteligente o menos, pero carecer de esfuerzo o espíritu para trabajar, a mi parecer, es mucho peor. No pongas excusas y dobla el lomo.
  • A menudo, bajo hábito vil, se esconde hombre gentil. Las apariencias engañan. Evita opinar precipitadamente. Diré aún más: evita juzgar. ¡Qué manía tenemos las personas de calificar lo que hacen o dicen los demás! Preocupémonos de nuestros asuntos; con eso, seguramente, tendremos bastante.
  • A poco dinero, poca salud. El dinero proporciona comodidades que, a su vez, aportan calidad de vida o, en su defecto, un confort superior para vivirla. Reconozcámoslo, con la billetera llena se vive más tranquilo, se vive mejor.
  • A quien la cosa no quiere, nunca le falta un achaque. Existen auténticos profesionales en el arte de escurrir el bulto. Eluden o esquivan la responsabilidad del trabajo o del compromiso adquirido u obligación con una facilidad insultante. Vamos, escaqueadores profesionales.
  • Abad avariento, por un botijo pierde ciento. Resulta de vital importancia conformarse con lo que uno tiene y aprender a ser feliz con ello. Ya sabes: «No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita». La avaricia es perjudicial de todas formas, se mire como se mire.
  • Abril, tan pronto llorar como reír. ¿Qué puedes hacer ante la inestabilidad meteorológica? Más bien poco; adaptarte. Antaño podría considerarse abril como un mes más propenso a estos cambios, pero hoy en día —con el cambio climático— cualquier mes puede darte una sorpresa… desagradable.
  • Acuéstate sin cena y amanecerás sin deuda. No gastes sin control. No gastes sin ton ni son. Controla el riesgo. Reduce o elimina tus deudas al máximo e intenta ahorrar. Con estas premisas disfrutarás de una economía doméstica desahogada.
  • Al bien, buscarlo, y al malo, esperarlo. Haz bien y no mires a quién. Obrar de buena fe es un acto desinteresado que todo el mundo debería practicar. El mal… Nadie está libre de desgracia. No te preocupes por el mal. Llega sin avisar y sin desearlo. Eso sí, procura que no te pille desprevenido.
  • Al fin se ven las zurraspas. ¿Cómo saber si una persona es buena o mala? Las apariencias engañan y hay gente profesional en aparentar lo que no es. No obstante, el tiempo pone a cada uno en su sitio y revela el espíritu verdadero de cada uno. El tiempo quitará la máscara de mentiroso a quien lo merezca.
  • Al hombre harto, las cerezas le amargan. Difícil sorprender o contentar al que lo tiene todo. Nadar en la abundancia no es malo; al contrario. Pecar de arrogante, engreído o vanidoso no aporta nada positivo. Con lo buenas que están las cerezas, ¿quién podría rechazarlas?
  • Al postrero muerde el perro. Salvo contadas excepciones, evita ser el último en las vicisitudes con las que topes en tu vida y debas lidiar. Obra a conciencia, pero como mejor te convenga. Ya sabes que «antes son mis dientes que mis parientes».
  • Al villano dale el pie y se tomará la mano. Aleja a las personas dañinas y negativas de tu vida. Tener relación con gente ruin nunca aporta nada bueno. No ofrezcas la mínima oportunidad a los truhanes. Abusarán de tu confianza.
  • Alcalde de aldea, el que lo desee, ése lo sea. ¡Ojo dónde te metes! No te compliques la vida y, más importante aún, no permitas que te la compliquen terceros con oscuros intereses. La vida es demasiado corta para invertirla en ocupaciones desagradecidas y sacrificadas.
  • Amigo reconciliado, enemigo doblado. Estas situaciones son complicadas. La amistad —tras un altercado o disputa— nunca vuelve a ser la misma. Nunca. Una de las cosas más complicadas es recuperar totalmente la confianza tras haberla perdido, ya que el resentimiento y la propia desconfianza pueden persistir.
  • Antes de contar, escribe; y antes de firmar, recibe. Prudencia máxima ante las transacciones patrimoniales o monetarias. Las precauciones siempre son pocas. Fórmate adecuadamente al respecto o —en su defecto— contrata a un especialista en la materia. Ya sabes: «Las cosas claras, y el chocolate espeso».
  • Antes que digan, digas. Lo ideal sería que la gente prestara atención a sus asuntos y dejara al margen los defectos o problemas del resto. Eso sería lo ideal, lo utópico. Por desgracia, existen personas más preocupadas en ver cómo le va al prójimo o en criticar sus defectos que en vivir sus propias vidas. Lamentable.
  • Aún no ensillamos, y ya cabalgamos. Las empresas importantes hay que abordarlas con los medios y conocimientos adecuados. De lo contrario, el fracaso es más que seguro. «Las cosas bien hechas, siempre están bien hechas».
  • Azote y mordedura, mientras duele cura. Hay penas y dolores cuyo aguante es más llevadero. Los pequeños males conllevan duraciones cortas de los mismos. Yo prefiero evitar azotes y mordeduras, ¿no crees?
  • A asno lerdo, arriero loco. No importan los años que pasemos en este mundo. Siempre habrá personas necias evitando hacer lo que debieran. ¿Por qué se complican la existencia? Con lo sencillo que es hacer lo apropiado, prefieren enredarse con otros asuntos… Así fuimos, así somos y así seremos.
  • A caballero nuevo, caballo viejo. Ninguno nacemos aprendido. Las personas principiantes en alguna materia o actividad ven su labor facilitada cuando gozan de la ayuda de un mentor o —en su defecto— de los medios adecuados. En estos tiempos, cualquier ayuda que facilite el camino del novato es bienvenida.
  • A chica boca, chica sopa. Sé consciente de tus limitaciones. No intentes abarcar más de lo que puedes. Afronta las situaciones con el debido control del riesgo. Recuerda que «quien más puso, más perdió».
  • A falta de hombres buenos, a mi padre hicieron alcalde. No te enredes o dejes enredar con funciones o cometidos que te vayan grandes. Todos sabemos cuáles son nuestras limitaciones. Los puestos de responsabilidad deben ser ocupados por las personas formadas, preparadas e idóneas para los mismos.
  • A la muela se ha de sufrir lo que a la suegra. Expulsa de tu vida —si tienes la ocasión— todo aquello doloroso, peligroso o dañino. Destierra permanentemente las cosas y personas que te causan molestia o dolor. Ganarás en tranquilidad. Créeme.
  • A la mujer y al ladrón, quitarles la ocasión. Un tanto machista, ¿no? Podría aplicarse también —y sin ningún problema— al hombre. Las malas acciones, las picardías y las fechorías no son inherentes al género. La ocasión la aprovecha la persona predispuesta a hacerlo, independientemente del sexo al que pertenezca.
  • A luengas vías, luengas mentiras. ¿Por qué la gente habla u opina tan a la ligera de personas y lugares que no conoce? La ignorancia es muy atrevida. O como dijo Albert Einstein: «El ignorante ataca con la boca. El sabio se defiende con el silencio».
  • A mal paso, pasar postrero. Ante situaciones complicadas, difíciles o traumáticas busca el consejo de quien ya las haya vivido en sus carnes. Aprovecha esta experiencia e intenta salir airoso.
  • A quien bien vela todo se le revela. Si eres empresario o emprendedor, delega todo lo que puedas. Hazme caso. Pero dirigir el negocio… sé tú quien esté al frente. Vigila atentamente tus intereses; eso nadie lo hará mejor que tú.
  • A quien Dios no le da hijos, el diablo le da sobrinos. Hay muchas personas que deciden no tener descendencia o, simplemente, no pueden tenerla. ¿Qué sucede, normalmente, en estos casos? Dedican dinero y atención a los hijos de sus hermanos. Gracias tíos y tías por vuestra ayuda.
  • A su tiempo maduran las brevas. La paciencia es una gran virtud. Nunca te precipites y espera el momento oportuno para alcanzar un fin u obtener algo. «Cada cosa a su tiempo». Aguarda pacientemente y, seguramente, evitarás perder la ocasión.
  • Abrazos y besos no hacen chiquillos, pero tocan a vísperas. ¿Qué hay de malo en quererse y disfrutar del propio cuerpo mientras las partes estén conformes? Lo cierto es que dos personas que se toquetean, besan y abrazan en exceso tienen una relación especial. Llámalo química, si quieres. Y ninguno somos de piedra…
  • Acometa quien quiera, el fuerte espera. Afronta los peligros con tranquilidad, templanza y serenidad. Espera y no te precipites. Precaución; sé cauto. La cabeza sirve para algo más que para llevarla sobre los hombros. Y recuerda, también, que «hombre precavido, vale por dos».
  • Agua mala, hervida y colada. Un alto porcentaje de nuestro cuerpo es agua. Por tanto, podríamos considerarla como nuestro principal recurso. Ya sabes, hidrátate adecuadamente. Por el contrario, el agua en mal estado resulta altamente nociva para las personas.
  • Al amigo y al caballo, no cansallo. Importunar y abusar de la confianza de un amigo puede incitar consecuencias nefastas. Evita molestar y alterar la vida de los demás. Dedícate a tus menesteres. Harás bien.
  • Al buey que trilla, no le pongas bozal. Sé inteligente. ¿Tienes una persona que cumple con su cometido y más? No le aprietes, cuídalo y alaba sus cualidades y méritos. Vigila lo justo a los trabajadores eficientes; se han ganado a pulso —con sudor y esfuerzo— el tener su espacio, sus privilegios.
  • A gato viejo, rata tierna. Hace referencia, normalmente, a las parejas formadas por un hombre de edad avanzada y una mujer bastante más joven. También se aplica cuando una persona anciana siente atracción o se enamora de otra mucho más joven. A lo que, personalmente, añadiría: «¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?».
  • Al niño, mientras crece, y al enfermo, mientras adolece. La niñez y la vejez necesitan de cuidados externos. Una etapa refleja el comienzo de la vida y la otra su final. Ambas requieren cuidados, vigilancia y sufrimiento. Y todos, absolutamente todos, hemos de pasar por ello. Es ley de vida.
  • Al rico llamarle honrado, y al bueno llamarle necio. Por desgracia abundan las personas pelotas. ¿Por qué el ser humano es tan interesado? Otorga la razón a quien no la tiene por el simple hecho de ser gente adinerada. Patético; como si ese apoyo fuese a repercutir en sus arcas… Ilusos.
  • Algo valen cabezadas oportunamente dadas. Hay que denunciar o corregir las cosas mal hechas. Las reprimendas a tiempo valen su peso en oro; son lecciones de vida. Nunca olvides que «más vale prevenir, que lamentar». Castiga y regaña en el momento oportuno o te pasará factura en el futuro.
  • Amanecerá y medraremos. Dicho de otro modo: «mañana será otro día». Nunca pierdas la esperanza. Siempre hay un futuro mejor esperándote. La cuestión es saber esperar y hacer lo posible por encontrarlo.
  • Amor trompero, cuantas veo tantas quiero. Hay personas que se enamoran —por no decir se encaprichan— con demasiada facilidad. El amor no es algo tan voluble. Se pueden querer a varias personas a la vez, sin duda. Pero ¿querer con locura a tantas personas al mismo tiempo? Eso es, más bien, una borrachera de amor. Y como toda buena borrachera… tiene resaca.
  • Año de nones, son los mejores. Una creencia o manía como otra cualquiera. En este caso la predilección es por los años impares. Cuestión de gustos, ¿no crees?
  • Arca cerrada con llave, lo que encierra nadie sabe. Con algunas cosas no se juega. Guarda los secretos y, si no sabes, aprende a hacerlo. O como se dice vulgarmente: «En boca cerrada no entran moscas».
  • Ayer vaquero y hoy caballero. Vivimos en un mundo inestable donde hoy puedes tener todo, y al día siguiente quedarte sin nada. Valora lo que puedas disfrutar hoy y da gracias por lo gozado. Nadie te asegura el mismo sino en el futuro.
  • A braga rota, compañón sano. La mayoría de la gente desearía tener más dinero, aunque en público esa mayoría afirma que lo más importante es la salud. Y lo secundo, pero… ¿no me digas que tener la cuenta corriente desahogada no ayuda? Pues eso. Y si no tienes dinero, al menos ten salud.
  • A cada malo, su pago. Los delitos deben ser castigados. La gente dada a cometer fechorías sabe que su sosiego pende siempre de un hilo. Por desgracia, la justicia no es perfecta y muchas personas malvadas salen libres de polvo y paja.
  • A confesión de parte, relegación de prueba. Cuando alguien comete su falta… no se hable más. Los testigos y pruebas sobran. Si el culpable reconoce la culpa, apaga y vámonos. Dicho de otro modo: «Se acabó lo que se daba».
  • A la corta o a la larga, el galgo a la liebre mata. Craso error menospreciar la constancia y la perseverancia. Pon el máximo tesón en alcanzar tus metas y cada día estarás un poco más cerca de hacer realidad tus sueños. Recuerda que, salvo excepciones, el más fuerte e insistente sale vencedor.
  • A la mujer bailar y al asno rebuznar, el diablo no se lo ha de enseñar. Comparación desafortunada y machista entre un asno y la mujer para denotar la disposición innata de la segunda —por regla general— a bailar.
  • A la olla que hierve, ninguna mosca se atreve. Cuando los peligros o riesgos son conocidos y extremos, son pocos los que se atreven a afrontarlos. Es por eso que solo los intrépidos ganan.
  • A la tercera va la vencida. La perseverancia, el esfuerzo y el sacrificio dan sus frutos. Alcanzar algunos sueños no resulta fácil. Las metas extraordinarias requieren sacrificios extraordinarios. Bien pensado, lo fácil es rendirse. Analízalo. Que nada ni nadie te frene.
  • A la mala suerte, envidar fuerte. Refrán primo—hermano del anterior. Recuerda lo dicho: lucha con todas tus fuerzas y saca adelante los sueños que aún te quedan por cumplir, por vivir.
  • A nuevos hechos, nuevos consejos. Cada tiempo o era —cada momento— es un mundo distinto. Lo que antes era válido, ahora ha dejado de serlo… y viceversa. La sociedad cambia y con ella varían las circunstancias, las costumbres, las conductas, las leyes y las modas. Adaptarse o morir.
  • A quien Dios quiere bien, la perra le pare lechones. También expresado de este modo: «Unos nacen con estrella y otros estrellados». Las personas no tenemos la misma suerte en la vida. Soy de los que piensan que la suerte se busca, pero reconozco que hay un porcentaje de suerte que es incontrolable. ¿Cuál? Sencillo; la que depende totalmente del destino.
  • A rocín viejo, cabezadas nuevas. Hay que saber envejecer con dignidad. Cada época de la vida plantea unos comportamientos y actitudes. Es bueno mantener un espíritu joven, por supuesto. Pero no te pases; asume que ya no tienes edad para ciertas cosas. No pasa nada. Es ley de vida.
  • Abril frío, mucho pan y poco vino. Parece ser que el frío en el mes de abril no favorece a las vides. Recemos para que no sea así y podamos disfrutar de exquisitos caldos (pensando —claro está— en los que disfrutamos del vino).
  • Administrador que administra y enfermo que se enjuaga, algo traga. Ojo avizor. Especialmente atento a quienes manejan bienes, dinero y riquezas de otros. La tentación siempre está ahí. Y como el ser humano no es perfecto… cae en ella. Quieras o no, habrá quien aproveche la situación.
  • Agua no enferma, ni embeoda ni adeuda. No discutiré que el agua sea más saludable que el vino. Que sea más buena resulta idiosincrásico. No obstante —y desde tiempos remotos—, las celebraciones y los brindis no reclaman agua. Por algo será.
  • Al amo que honra, el criado le sirve. Trata con respeto al prójimo. Trátalo igual que deseas ser tratado. Sea o no tu sirviente o empleado. «Haz el bien y no mires a quién». Recuerda que servir a alguien no implica ser un esclavo de esa persona.
  • Al delicado, poco mal y bien atado. Las personas acostumbradas a la vida fácil, la buena suerte y la felicidad se agobian con mayor facilidad cuando surgen problemas inesperados. Consejo si te ves identificado: foco en la solución, no en el problema.
  • Al hijo gastador, barro en la mano. ¡Qué fácil resulta gastar el dinero de otros o desprenderse de los bienes ajenos para el propio disfrute! Si fuera el patrimonio de uno mismo, otro gallo cantaría. Enseñemos a nuestra juventud el valor del esfuerzo, el trabajo y —ya que estamos— un poco de educación financiera, por favor.
  • Al peligro con tiento, y al remedio con tiempo. Con algunas cosas no se juega. Cautela ante situaciones comprometidas o peligrosas. Despacito y con buena letra, como decían los antiguos en las escuelas. Prevé el remedio a las dificultades que han de llegar, y actúa con celeridad y determinación cuando sea preciso.
  • Al villano con la vara de avellano. Asúmelo, vivimos rodeados de gente buena… y mala. Con los últimos pocos miramientos. La razón y el uso de buenas palabras no van con estas personas y —por desgracia— existe la obligación de recurrir al castigo. Lo mejor es no toparse con gente villana y así evitar los problemas.
  • Allá va la lengua, do duele la muela. Las personas somos nosotras y nuestras circunstancias. Además de aparentarlo lo demostramos, ya que frente a compañía hablamos, especialmente, de lo que nos interesa. Ya nos convendría mirarnos un poquito menos el ombligo. Por supuesto, me incluyo en el cupo.
  • Alquimia muy probada es la lengua refrenada. Existen en el mundo pocas cosas más bellas que el silencio. El uso de la prudencia parece no estar de moda. La prudencia, esa gran desconocida. ¿Sabes la de problemas que evitarían las personas poco prudentes, si contuviesen sus instintos y fueran más sensatas?
  • Amontona el avariento, y no sabe para quién. Guardar está bien para cuando vengan vacas flacas. Pero, ¿guardar y nunca gastar? No le veo el sentido. Todos sabemos cuál es nuestro final. Nos guste o no. Y en él, el dinero y las posesiones no tienen cabida. Gasta y disfruta, que vida solo hay una.
  • Aquel no es poderoso, el que no ha poder en sí. No existe mayor expresión de poder que controlarse a uno mismo. Ante las situaciones difíciles de la vida… templanza, paciencia y serenidad. Es más fácil decirlo que hacerlo. Créeme. Yo sería el primero en aplicármelo.
  • As de oros, no le jueguen bobos. «La experiencia es un grado» o «la experiencia, madre de las ciencias». Conclusión: la experiencia es muy necesaria y recomendable para cualquier menester. Es por ello que hay que darle la importancia que merece.
  • Aunque malicia oscurezca verdad, no la puede apagar. La verdad casi siempre triunfa. Las personas usamos triquiñuelas en la vida para obtener un determinado beneficio. Unas veces dan resultados, pero otras muchas truncan los planes de quienes las maquinan. No seré yo quien haga de abogado del diablo, pero si te la juegas, hazlo por una razón poderosa.
  • A cada puerta, su dueña. No te metas en la vida de los demás; no te metas donde no te llaman. Mucha gente tiene la mala costumbre de organizar la vida de otros. Cada uno tenemos nuestras costumbres, gustos y preferencias. Vivimos de manera distinta porque somos distintos. Si cada persona atendiese sus obligaciones y olvidara un poco las del prójimo…
  • A chico caudal, mala ganancia. Para conseguir rentas altas debes optar por un proyecto ambicioso. «Dinero llama a dinero». Quien tiene caudal puede aumentarlo con mayor facilidad… y viceversa. Si eres ambicioso y deseas alcanzar grandes metas, olvídate de los negocios pequeños. Así son las cosas y así te las he contado.
  • A gran salto, gran quebranto. O como siempre dice mi amiga Toña: «Quien más puso más perdió». Cuanto mayor es el cargo o el estatus que se pierde, mayor es la merma para quien la padece. Protege tus intereses con mente de acero. Nadie lo hará por ti.
  • A la gallina apriétale el puño y apretarte ha el culo. Una cosa está clara: de donde no hay no se puede sacar. Si no alimentas como es debido a tus animales, ellos no producirán (en este caso en concreto, las gallinas dejarán de poner huevos).
  • A la mujer loca, más le agrada el pandero que la toca. Hay que divertirse y saber divertirse. Lo malo es cuando una persona no discrimina entre cuando toca hacerlo y cuando no. Mucha gente carece de moderación y se toma la vida como un pitorreo perpetuo… y eso tampoco es plan. Por cierto, da lo mismo si se trata de un hombre o una mujer. «De todo hay en la viña del Señor».
  • A lo caro, añadir dinero o dejarlo. Sé consciente de cuáles son tus limitaciones. «Una retirada a tiempo es una victoria». Acepta aquello irremediable con sosiego y templanza. Soluciona aquello que tenga remedio y no gastes fuerzas con aquellas empresas imposibles.
  • A mal hecho, ruego y pecho. Reconoce tu culpa cuando hagas algo mal. Y ya que estamos, discúlpate por ello como es debido. Ser humilde consiste en eso, en saber pedir perdón. Ni más ni menos. Ya lo cantaba Alaska: «Mil campanas suenan en mi corazón, que difícil es pedir perdón».
  • A nuevas enfermedades, nuevos remedios. En España los cotilleos y las murmuraciones deberían ser deporte nacional. Cómo nos gusta, ¿eh? ¿Cuál es la defensa ante estas actitudes? Cortar por lo sano. Sea como sea, pero cortar los chismes a las primeras de cambio.
  • A quien dan, no escoge. No menosprecies aquello que llega de balde. Evita los reparos ante beneficios inesperados. Muéstrate satisfecho y agradecido. Ya sabes o deberías saber que «menos da una piedra».
  • A su amigo, el gato le deja siempre señalado. Evita las amistades de mala condición, egoístas y amargadas. «La vida es demasiado corta para beber vino malo». Rodéate de gente que te aporte, gente que sume a tu vida. Mantente alejado de quienes resten o dividan. 
  • Abril y mayo, llaves de todo el año. La creencia popular defendía que las cosechas de todo el año dependían del calor y las lluvias de estos meses. Hagamos caso a nuestros mayores. Algo saben de esto.
  • Afición ciega razón. Estás en tu derecho de amar a quien quieras y de la manera que quieras. ¡Faltaría más a estas alturas de la historia! Sin embargo, no todo vale. Tapar o esconder los defectos de otros no hace bien a nadie. Cuando algo está bien, está bien, y cuando está mal, está mal.
  • Agua fría y pan caliente, nunca hicieron buen vientre. Por desgracia, uno de mis puntos débiles es el estómago —el otro la garganta— y doy fe de ello. Y eso que reconozco el placer que supone beber agua fría en determinadas épocas de año o regalarse un bocado de pan caliente y recién hecho.
  • Al agradecido, más de lo pedido. Trata como merecen a quienes se muestran agradecidos. Y haz lo contrario con aquellos que no lo son; es lo que merecen. El miramiento y el buen trato está reservado para las personas que lo merecen.
  • Al espantado, la sombra le espanta. Las personas se vuelven desconfiadas y temerosas ante una situación dolorosa o experiencia peligrosa. No desean repetir este tipo de vivencias. Normal. Los contratiempos —por su habitual carácter negativo— rara vez aportan buenos momentos.
  • Al hombre rudo, no le hables agudo. Cada persona tiene un nivel intelectual, una clase social y un carácter o talante. Trata según estos criterios al prójimo para evitar malentendidos y ofensas.
  • Al mal camino, darle prisa. Espabila y da carpetazo urgente a las cuestiones nocivas y perniciosas. Emplea tu tiempo en asuntos constructivos y aparta cuanto antes de tu vida los destructivos. No lo olvides nunca: «El tiempo es oro».
  • Al tiempo, el consejo. Primero, debes saber a quién das consejo. Todo el mundo no es igual de receptivo ante la ayuda no demandada. Segundo, si estás decidido a aconsejar, procura que no sea a destiempo. «El remedio puede ser peor que la enfermedad».
  • Allá van leyes, do quieren reyes. Las personas que ostentan el poder acomodan, quebrantan e interpretan las leyes buscando su interés. Pasó en el pasado, pasa en el presente y pasará en el futuro.
  • Allégate a los buenos, y serás uno de ellos. Y viceversa. Ya lo dice el refrán: «Dime con quién andas, y te diré quién eres». Las costumbres y los comportamientos de las personas con las que tratas condicionarán tus propias costumbres y tus comportamientos futuros. Por tanto, rodéate de las amistades y compañías adecuadas.
  • Amor comprado, dalo por vendido. Si hablamos de elementos materiales, las cosas compradas tienen un denominador común con el paso de los años: lo que ahora es tuyo, antes fue de alguien y en el futuro será de otro. Nunca falla. Si entramos en el terreno espiritual, la cosa cambia. Las relaciones forzadas y artificiales se rompen cuando una de las partes encuentra algo mejor.
  • Año de brevas, nunca lo veas. Existe esta creencia popular si un año es bueno en brevas, lo es estéril en otro tipo de frutos y granos. Aunque, tal y como está el panorama climático en la tierra, puede que nos quedemos en breve sin frutos, granos y brevas. Al ritmo que vamos…
  • Árbol que temprano echa, tarde lleva su cosecha. Según George Bernard Shaw: «La juventud es una enfermedad que se cura con los años». Cuánta razón. Lo invencible, todopoderoso y sublime que me veía en la adolescencia. Menudo pardillo. Me faltaba experiencia y madurez, y me sobraban ganas de comerme el mundo. ¿Y sabes una cosa? En parte me lo he comido. Me queda la otra mitrad, pero estoy en ello J.
  • Azote de madre, ni rompe huesos ni saca sangre. Los castigos de las madres no suelen ser duros porque ellas mismas evitan excederse. Los niños tardan años en razonar y actúan —la mayoría de las veces— por impulsos. Pongamos un ejemplo: un niño que sale corriendo hacia la carretera sin obedecer a su madre. Prefiero ver a una madre dándole un azote a su crío que sacándolo muerto bajo la carrocería de un coche. En el primer caso uno de los dos llorará durante unos minutos. En el segundo el dolor es terrible… y, seguramente, de por vida. Como el sentimiento de culpabilidad.
  • A burro muerto, la cebada al rabo. Actúa cuando esté en tus manos poner solución a un problema o conflicto. No te quedes cruzado de brazos esperando que sean otros quienes tomen la iniciativa. Ayuda o pon remedio a tiempo. Las cosas —y mucho más las soluciones o ayudas— a su tiempo.
  • A consejo ruin, campana de madero. Cuidado con los consejos de aquellas personas que no te quieren bien. Ya sabes de qué te hablo. Aparta de tu vida las recomendaciones maliciosas o perjudiciales; no sacarás nada bueno de ellas. Y, de paso, aléjate de la gente cizañera.
  • A gran prisa, gran vagar. Todos conocemos personas que afrontan los temas urgentes con sosiego y excesiva calma. Veamos… Una cosa es hacer caso a este otro refrán: «Vísteme despacio, que tengo prisa». Y otra muy distinta es estar en Babia, en los laureles, meditabundo, ensimismado, absorto en tus pensamientos. Dicho de otra forma: empanado.
  • A la mujer barbuda, de lejos se la saluda, con dos piedras mejor que con una. Hay mujeres que por una u otra razón presentan bello facial. Existe la creencia popular que, además, también son antipáticas, ariscas y malhumoradas. Mira que es cruel la gente… ¿No tendrán ya bastante esas mujeres con el exceso de pelo en su cara?
  • A la plaza, el mejor mozo de la casa. Si delegas tus asuntos importantes, hazlo en la persona de mayor confianza. Si además es la persona más cualificada, adecuada y preparada para ello, mejor que mejor.
  • A las diez, en la cama estés. El descanso es indispensable para gozar de buena salud. Reposa adecuadamente. Esta es la base para recuperar fuerzas y afrontar la siguiente jornada con energía y lucidez.
  • A mal decir no hay casa fuerte. El dinero soluciona muchos problemas, pero cuando la suerte decide darte la espada, poco o nada puedes hacer. Aunque nades en la abundancia. También atribuible a las familias de buena reputación que se ven impotentes ante las calumnias y comentarios perversos, sufriendo un daño irremediable e irreparable.
  • A muertos e idos no hay amigos. Con los años olvidamos a las personas que murieron o se ausentaron de nuestras vidas buscando lo mejor para las suyas. Siempre existe el recuerdo para aquellas personas consideradas especiales por una u otra causa, pero son una minoría de la que difícilmente pasaremos a formar parte tú y yo.
  • A quien tanto ve, con un ojo le basta. Hay personas muy, pero que muy fisgonas. He llegado a conocer gente con un descaro vergonzante. No todo vale. Y ya sabes lo que reza el refrán: «La curiosidad mató al gato».
  • A un traidor, dos alevosos. Los traidores no merecen que se les guarde fe. Mantente alejado de las personas reacias a obedecer dictámenes superiores y que viven según sus propias reglas. Solo miran su provecho y pasarán sobre ti en caso de darse la ocasión.
  • Abril sin granizo, Dios no lo hizo. La naturaleza es capaz de todo. ¿Quién no ha visto granizadas en pleno agosto? Un servidor puede dar fe de ello. Y en más de una ocasión. No obstante, parece habitual que el granizo sea más común en abril.
  • Aceituna una; y si no son buenas, ninguna. Moderación a la hora de ingerir este alimento. Su carácter ácido provoca irritación de la mucosa y provoca indigestiones desagradables.
  • Ajo crudo y vino puro pasan el puerto seguro. Los grandes esfuerzos requieren grandes cantidades de energía. Practica una alimentación buena y adecuada para los menesteres que debas afrontar en el día a día. Con este consejo y el conveniente descanso es difícil gozar de mala salud.
  • Al bien se llega quien bien se aconseja. Todos deberíamos poner un consejero en nuestras vidas (como hacía Vito Andolini, más conocido como Vito Corleone, en El Padrino). Nadie se encuentra en disposición de rechazar un buen consejo en determinados momentos de la vida.
  • Al hijo del rico no le toques el vestido. Es mejor no importunar a las personas adineradas y con la capacidad y fuerza para dominar situaciones. En otras palabras, personas poderosas. Ya lo dice el refrán: «Poderoso caballero es don Dinero».
  • Al más ruin puerco, la mejor bellota. La vida no es justa y muchas veces se lleva el gato al agua quien menos lo merece. Según Alejandro Magno: «La fortuna favorece a los más audaces». Por desgracia, no siempre es así. Mucho cínico, hipócrita y desalmado se ve favorecido por la diosa fortuna de manera ilícita.
  • Al hombre viejo, múdale de tierra y dará el pellejo. Llegada una edad, pocos cambios. El cuerpo se deteriora, debilita y sufre cuando experimenta cambios bruscos (algunas veces no hace falta que lo sean tanto). Los ancianos viven acostumbrados a sus hábitos, sus costumbres, su hogar y a un clima. Quitarles esto supone quitarles la vida.
  • Algo ajeno no hace heredero. Aquello adquirido de manera incorrecta o ilegal rara vez proporciona provecho alguno. No enturbies tu vida con actos reprobables. «Las cosas claras y el chocolate espeso».
  • Amar y saber, todo junto no puede ser. Algunas personas confían perdidamente en el amor y permanecen ciegas ante las traiciones. Existen amores verdaderos, amores preciosos. Por supuesto. Pero también hay personas que viven en una farsa; más de las deseadas.
  • Anillo en dedo, honra sin provecho. Para muchas personas es importante vivir rodeadas de objetos lujosos. Disfrutan de las frivolidades y se pavonean, encantadas de haberse conocido. «Oye, abre los ojos, mira hacia arriba, disfruta las cosas buenas que tiene la vida» (canción de René Touzet). La felicidad reside en los pequeños placeres que regala la vida.
  • Antes de dos mil años, otros mandarán la tierra. El tiempo es inexorable y pasa sin piedad. Antes vivieron otros, ahora vivimos nosotros y en el futuro lo harán unos distintos. Es ley de vida. Como mencioné anteriormente: lo que hoy es tuyo, ayer fue de aquel, y en el futuro lo será de otra persona.
  • Asno con oro, alcánzalo todo. Hay majaderos y mentecatos que logran sus propósitos valiéndose del todopoderoso dinero. Los ricos obtienen lo que quieren.
  • Ayúdate, y ayudarte he. Las cosas debes lograrlas por méritos propios. ¿Crees que alguien vendrá a sacarte las castañas del fuego? ¿Estás esperando esa ayuda divina que parece no llegar nunca? Espera sentado. Has de poner de tu parte para obtener resultados y no esperar la ayuda de terceros.
  • A caballo comedor, cabestro corto. Resulta necesario corregir y moderar las malas inclinaciones o tendencias. Es necesario gobernar como es debido a las personas manirrotas.
  • A celada de bellacos, más vale por los pies que por las manos. Evita peleas y conflictos con bribones, traidores y bellacos. Recuerda que «una retirada a tiempo es una victoria». No pierdas ni un solo segundo de tu vida con quien no lo merece.
  • A gran estatua, gran brasa. ¿Sabes si hay personas exageradas en el mundo? Algunas piensan que solo ellas tienen problemas. Los problemas vienen con la vida, son un complemento inevitable, pero hay que darles la debida importancia. Y, sobretodo, hay que saber hacerles frente.
  • A la hija mala, dineros y casarla. Refrán machista de tiempos pasados (por suerte). Los padres sufren hijas e hijos malos o desagradecidos. Y también existe lo contrario, hijos e hijas que sufren las vicisitudes de tener unos padres desastrosos. Por ser delicado; algunos son aborrecibles.
  • A la par es negar y tarde dar. Cumple tus promesas. Y más pronto que tarde, porque hay gente que no llega a cumplirlas jamás. Una de las cosas que más aborrezco de este mundo son las personas sin palabra. Por desgracia, he conocido más de las necesarias. Por suerte, estos elementos no abundan mucho.
  • A las veces, la cabra bala por el cuchillo que la mata. ¿Puedes creer que exista gente que desea experimentar alguna desgracia? Parece increíble, pero convives con este tipo de personas. O como comúnmente expresamos: «Hay gente para todo».
  • A más servir, menos valer. La mayor de las injusticias es condenar a un inocente. Otra gran injusticia —aunque no tan perniciosa— es premiar a quien no lo merece en detrimento de quien sí manifiesta méritos para ello. Sé justo con aquellos que cumplen con sus cometidos.
  • A puerta cerrada, labor mejorada. Algunas tareas requieren concentración máxima y un entorno de trabajo apropiado. Doy fe de ello. Busca esos sitios y ambientes preferidos para llevar tus cometidos con las menores distracciones posibles. No estás para malgastar energía con entretenimientos.
  • A quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga. Cuando pones de tu parte lo necesario en un asunto y aún así sale mal, solo queda resignarse. Ya sabes que «quien hace lo que puede no está obligado a más». Si aún esforzándote al máximo se tuercen tus propósitos, resígnate y confórmate. Aún y todo, si crees que es factible, vuelve a intentarlo. Nunca te rindas.
  • A tuerto o a derecho, nuestra casa hasta el techo. Ser ambicioso no es malo. Lo perjudicial y enfermizo es ser ambicioso en extremo. Las cosas llevadas al límite nunca son buenas. Muchas personas deberían aprender a ser felices con menos cosas. Ya lo dice el refrán: «No es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita».
  • Aceite de oliva, todo mal quita. Este refrán hace referencia a las propiedades dietéticas del aceite de oliva y al uso del mismo en preparados medicinales. No en vano se le etiqueta como oro líquido.
  • Afición es la que sana, que no el palo de la barca. He trabajado muchos años en una empresa dedicada a la educación cuyo mantra es «todo por amor, nada por la fuerza». Aprender o hacer las cosas por obligación y a la fuerza nunca resulta la mejor opción.
  • Al bueno, por amor; y al malo, por temor. Tú, yo y el resto de personas tratamos según nos tratan y según las circunstancias. Usamos distinta vara para medir al prójimo, dependiendo de su naturaleza y personalidad.
  • Al hombre de más saber, una mujer sola le echa a perder. Te guste o no, los hombres tienen unas fortalezas y las mujeres otras. Mientras ellas son encantadoras y seductoras, nosotros pecamos de influenciables y tontorrones. Nunca es bueno generalizar, pero «cuando el río suena, agua lleva».
  • Al muerto dicen: ¿queréis? Si ofreces ayuda o cobijo, hazlo a tiempo. Protege y auxilia en el momento adecuado. Hay asuntos que no admiten espera. A veces, llegar tarde equivale a no haber llegado.
  • Al que va a la bodega, por vez se le cuenta, beba o no beba. El deporte nacional en España es chismorrear, cotillear, cuchichear. Si no deseas que te pelen a las primeras de cambio por frecuentar sitios o personas de dudosa reputación, evita la ocasión. Pero no olvides que eres una persona libre y como tal puedes hacer lo que gustes (siempre y cuando tu libertad no interfiera en la del prójimo).
  • Algo tendrá el agua cuando la bendicen. Todo el mundo se mueve por intereses. Todo el mundo procede motivado por alguna razón. Por algo bendicen el agua, por algo se alaba a la gente… y por algo, también, le se censura.
  • Ama con amigo, ni la tengas en tu casa ni la des a tu vecino. «El roce hace el cariño». Es por eso que conocemos líos o rollos en los puestos de trabajo. Da igual que se traten de actores, cantantes, deportistas, doctores, policías, docentes, etcétera. Cuando vemos a alguien con frecuencia —si hay conexión—, puede surgir el amor o la atracción (no confundas estos términos, ya que no significan lo mismo).
  • Amor de suegra, halagos de gata. A estas alturas ya sabrás que «en todas partes cuecen habas». No existen familias perfectas; en mayor o menor medida, pero todas las familias del mundo tienen problemas. Y ya que estamos: «Los trapos sucios se lavan en casa».
  • Año de ovejas, año de abejas. Quienes trabajan las tierras defendían que los años buenos para las primeras también lo eran para las segundas. En definitiva, abundancia de lana, carne, leche y miel.
  • Arcoíris: o pronto llueve, o aclara en breve. O ha llovido, o va a llover. También hay otro refrán en referencia al arcoíris: «Cuando llueve y hace sol, sale el arco del Señor».
  • Aunque suegro sea bueno, no quiero perro con cencerro. Aleja de tu vida las cosas o situaciones que acarrean problemas. Busca beneficios y alegrías en lugar de pérdidas y tristezas. La vida se encargará de traerte estas últimas.
  • A capa vieja no dan oreja. La gente huye de las personas pobres. Nadie les presta atención y nadie les ayuda (salvo, como en todo, excepciones). Este otro refrán refuerza la teoría del comentado: «Al hombre mal trajeado no se le presta oído».
  • A dineros dados, brazos quebrados. Gran verdad la que esconde este refrán. Evita dar por adelantado el cobro de un trabajo o empresa. La necesidad de cobrar tras la tarea bien hecha lleva al esmero de quien la realiza, y viceversa. Cuando alguien cobra por adelantado suele ser menos meticuloso en sus labores, menos profesional (por desgracia, yo he cometido en más de una ocasión el error de pagar antes de tiempo).
  • A la buena en su rincón, no falta demandador. Lo bueno gusta a todo el mundo. Y si además escasea… Las personas buscan parejas que las complementen, que las mejoren. ¿Tienes una pareja que vale su peso en oro? Cuídala y no te descuides. Dar con tu media naranja es dificilísimo. Y siempre habrá candidatos o candidatas esperando la posible ruptura.
  • A la mujer casada, el marido le basta. Lo mismo debería aplicarse al hombre. Por desgracia, aún quedan muchos muros y barreras que derribar al respecto. Por desgracia, la sociedad tiene ese tufillo machista heredado del pasado. Por suerte, cada vez se nota menos su hedor gracias a la fragancia progresista.
  • A la prueba, buen amor. El cariño o afecto se demuestra con hechos, no con palabras. ¿Quieres o aprecias a alguien? Díselo siempre que puedas; no te lo guardes. Comparte algo tan bello como el amor. La gente suele exteriorizar antes su odio o disconformidad en detrimento del amor y la admiración. ¿Por qué somos así?
  • A las romerías y a las bodas van las locas todas. ¿Qué hay de malo en divertirse? ¿Importa más que lo haga un hombre o una mujer? Respeta y te respetarán. Aunque debo reconocer que siempre es necesario buscar el equilibrio. Como decía mi grupo de amigos en nuestra juventud: «Si te pasas, te lo pierdes». Y hasta aquí puedo leer…
  • A moro muerto, gran lanzada. Refrán hecho a medida para los cobardes fanfarrones, chaqueteros y oportunistas. Eso por no entrar de lleno en el origen de la paremia (muy recomendable leer la reflexión de Arturo Pérez-Reverte al respecto).
  • A pillo, pillo y medio. No todo el mundo va de cara, no todo el mundo es bueno. Las personas oscuras y que utilizan malas artes deben ser tratadas con su misma moneda. No tengas remordimientos en plantar cara a quienes intentan lograr sus propósitos como haga falta y las veces que haga falta. No todo vale.
  • A quien cuece y amasa, no hurtes hogaza. Hay mucho listillo y listilla pululando por el vasto mundo. ¿Por qué alguna gente cree saber de todo? Y lo que es peor, ¿por qué creen saber más que nadie? Hay quienes, incluso, tienen la desfachatez de intentar dar lecciones al experto en la materia… ¡en sus propias narices! Ver para creer.
  • A ruido de gaitero, érame yo casamentero. Las fiestas y celebraciones son momentos más que idóneos para el cortejo. Muchas parejas surgen tras una velada de jolgorio. Puedo dar fe de ello, ya que conocí a mi mujer en la boda de una amiga. Por algo reza el refrán: «De una boda sale otra boda».
  • Aceite y vino, bálsamo divino. Todo el mundo es conocedor de las excelencias que se la atribuyen al aceite (concretamente al de oliva). Con el vino tengo mis dudas, pero he de reconocer que mucha gente de edad avanzada (90 años o más) reconocen tomar una copita de vino tinto al día. Por algo será…
  • Al hombre y al caballo, no hay que apurarlo. Los excesos no son buenos. Realiza el trabajo y la actividad física y mental en su justa medida… o lo terminarás pagando. En definitiva, aplícate estas sabias palabras: «Ni tanto, ni tan calvo».
  • Ama a quien no te ama, responde a quien no te llama, y andarás carrera vana. Hay quien defiende esta figura como el pagafantas de toda la vida. Conclusión: mira primero tu interés antes de preocuparte por terceros a los que tu persona les importa un bledo.
  • Amor, viento y ventura, poco dura. ¿Qué es la felicidad? ¿Y la ventura? Definirlas sería harto complicado, pero determinar la escasa duración de ambas no lo es tanto. La felicidad reside en las pequeñas cosas de la vida y la ventura es la socia fugaz que la acompaña. Al menos, así percibo yo tanto a una como a la otra.
  • Año hortelano, más paja que grano. Sabiduría popular que defiende el beneficio de las lluvias para los huertos en detrimento de los cereales, ya que la mies crecerá mucho, pero no granará como de costumbre.
  • Asno que entra en dehesa ajena, volverá cargado de leña. No te metas donde no te llaman. No te saltes la ley a la torera. No entres donde no debes. Haz lo que es debido y saldrás limpio de polvo y paja. Haz lo contrario y, probablemente, sufrirás las consecuencias.
  • A calzas viejas, bragueta nueva. ¿Te has enamorado alguna vez? Hay quienes se han enamorado muchas veces. Hay gente de todo y para todo. Cuando somos ancianos también podemos enamorarnos, faltaría más. Aunque lo normal es que no estemos para muchos trotes. Ya me entiendes…
  • A escaso señor, artero servidor. Cuando quien manda es mezquino, tirano y avaro, quien obedece se las apaña para sacar provecho extra de una u otra forma. «La astucia, que es parte del ingenio, se usa muchas veces para suplir la escasez de este».
  • A la casada y la ensalada, dos bocados y dejadla. Lo ideal es no meterse en problemas, pero la carne es débil. Se pecó en el pasado, pecamos a diario y lo haremos en el futuro. Si no eres persona que guste de meterse en líos, aplícate el siguiente refrán: «Lo bueno, si breve, dos veces bueno».
  • A la mujer mala, poco aprovecha guardarla. Aplicable también a los hombres, por supuesto. Las personas malas, nocivas, negativas y tóxicas terminan alterando la calma de quienes interactúan con ellas. ¿Qué hacer entonces? Perder el contacto. Y si no es posible, mantener el mismo a su mínima expresión.
  • A quien quieres matar, carne asada dale de cenar. Somos lo que comemos y cómo lo comemos. Y tampoco me quedo calvo afirmando que las cenas livianas favorecen una vida saludable. En la vida hay que saber digerir las cosas; literalmente.
  • Amigo de santo Tomás, siempre tomas y nunca das. Hartito me tiene la gente tacaña y egoísta. ¿Cuándo aprenderán estas personas que no existe mejor sensación en el mundo que la de dar o regalar desinteresadamente? Será que aún queda mucha gente que no lo practica…
  • Amores de una señora, se olvidan con otro amor. Dicho de otra manera: «Un clavo saca otro clavo». Y cuando son amores fugaces sucede con mayor facilidad. Personalmente no lo denominaría amor y lo llamaría, directamente, sexo. ¿Por qué hay quienes confunden estos términos con tanta facilidad?
  • Aquí morirá Sansón con todos los filisteos. Algunas situaciones de la vida requieren que pongas toda la carne en el asador. No queda otra que jugársela a cara o cruz. Identifica la situación y no apliques este comportamiento a las primeras de cambio. «El dinero y los cojones para las ocasiones».
  • A canas honradas, no hay puertas cerradas. Por favor, un respeto a nuestros mayores. Aunque, como en todo, hay excepciones. Algunas personas, aun siendo viejas momias, resultan detestables, despreciables, abominables e infames. La cuestión es que esta gente ya presentaba dicha tendencia en su juventud.
  • Amistad de yerno, sol en invierno. Los suegros no suelen hacer buenas migas con sus yernos y viceversa. Por suerte, existen muchas excepciones donde ambas partes mantienen una estrecha relación. Al final es cuestión de compatibilidad o incompatibilidad de caracteres.
  • A veces la suerte visita a un tonto, aunque nunca se sienta con él. La suerte puede sonreír en un primer momento a quienes se inician en una actividad o proyecto y carecen de la experiencia necesaria. No obstante, suele preferir la compañía de las personas curtidas y con práctica contrastada. La suerte hay que buscarla.
  • A gran seca, gran mojada. Los cambios meteorológicos son cíclicos. Al menos hasta el momento. Hay alternancia de épocas de sequía y épocas de lluvia. No pierdas la esperanza cuando vivas tiempos malos y ten fe: tarde o temprano llegarán los buenos. «No hay mal que cien años dure».
  • A la que a su marido encornuda, Señor, y tú la ayuda. De igual manera debería aplicarse a los maridos que engañan a sus mujeres. No sé si es justo trasladar la responsabilidad de los pecados a divinidades. Lo que sí tengo claro es que cada persona ha de ser garante de sus actos.
  • A campo malo le viene su año. La vida ofrece oportunidades a todo el mundo, dando igual su clase o condición social, tendencia sexual, creencias ideológicas o religiosas. Hasta la persona más ruin e infame tiene su momento de gloria. Todo el mundo tiene en la vida una oportunidad de triunfar.
  • A espalda vuelta no hay respuesta. Hagas lo que hagas, siempre habrá alguien que hable mal de ti. Evita valorar los rumores y no imites estos comportamientos. Ignora las habladurías y recuerda que «hablar mal de los demás, habla mal de ti».
  • A la ramera y al juglar, a la vejez les viene el mal. Los vicios adquiridos en la juventud suelen traer sus consecuencias en la vejez. Vive de tal manera que puedas llevar una vejez sosegada y relajada. No cometas excesos capaces de alterar tu futuro o te arrepentirás.
  • A dos días buenos, ciento de duelo. ¿Quién sacó esta regla donde aparecen tan descompensada la relación entre desgracias y dichas? Poseo un espíritu positivo y no la secundo para nada. No obstante, entiendo que podrá verse de otra forma, dependiendo del carácter o del estado de ánimo de la persona en cuestión.
  • A la hija casada, sálennos yernos. ¿Por qué hay personas que aportan posibles soluciones a un problema —ya resuelto por terceros— y no lo hicieron cuando tuvieron la ocasión? No lo hicieron en su momento y ahora llegan tarde. Es cierto que las cosas llegan a su debido tiempo, pero la ayuda, el auxilio debe ofrecerse en el momento preciso.

Y hasta aquí algunos de los refranes que aparecen en el libro Más Refranes De Los abuelos Comentados.

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